miércoles, septiembre 30, 2009

Presentes

No puedo pedirte todo lo que me gustaría darte,
pero así en cajita de colores, sin tarjeta,
de timbrazo y corrida.
Mirarte desde un buzón rojo nostalgia.

Todo lo que quisiera explicarte
no puedo más que ponerlo en una calle de piedra,
en un helado de verano, el olor de los bancos
pintados hace un ratito, recién, ahora.

Y no puedo saber si es mi culpa o mi error
regalarte todas las canciones
que quiero que me escribas
con pluma sobre la espalda y el ombligo,
por más que duela un poco.

Perdón por este capricho de infante,
pero a veces siento que basta
sentir tus pies enroscados en los míos,
soñar con las palabras que
se me traban en los labios
cuando te los entrego
callados, tan necios, tan torpes.

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