último día de primavera en una ciudad que olvida rostros.
días húmedos, calientes, agobiantes.
aún me pregunto cómo es que crecen las flores a través del pavimento.
tantos peatones que circulan pero no caminan;
y en ocasiones quisiera empujarlos,
sólo para tocarlos, sólo para que se toquen.
que sientan la tibieza de una mano real,
de un ser que siente y ama.
o sólo para sentir yo misma el roce de la piel
contra algo que no está muerto.
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